Un reciente descubrimiento arqueológico en la selva amazónica ha revelado una civilización perdida en el valle del río Upano, al oriente de Ecuador. Esta ciudad perdida, descubierta gracias a la tecnología de rayos láser LIDAR, ha sorprendido a la comunidad científica por su extensión y complejidad.
Los paleoecólogos Mark Bush y Crystal McMichael han identificado una red urbana de más de 300 km² que data de hace más de 2.000 años. Este hallazgo desafía la percepción tradicional de la Amazonía como una región intocada por la civilización y pone de manifiesto el avanzado nivel de ingeniería y conocimiento ambiental de los pueblos indígenas de la época.
La ciudad descubierta en el valle del río Upano se caracteriza por sus calles, canales y plazas ceremoniales, que conectaban a sus habitantes en una compleja red de comunicación y organización urbana. Se cree que esta civilización, comparada por algunos con el «Machu Picchu de la Amazonía», desarrolló sistemas de control hídrico y técnicas agrícolas sostenibles que les permitieron habitar la región de manera eficiente durante más de 1.200 años.
La habilidad de esta civilización para manejar los recursos naturales de forma sostenible es destacable, ya que se han encontrado evidencias de una agricultura avanzada y de prácticas de silvicultura planificada que les permitieron sostener un sistema agrícola duradero, adaptado a las condiciones cambiantes del entorno amazónico.
A pesar de su sofisticación, la civilización del Upano no perduró para siempre. Se estima que alrededor del año 550 d.C., un evento catastrófico, posiblemente la caída de cenizas volcánicas, causó su declive. Sin embargo, los investigadores sugieren que la desaparición de la ciudad fue más gradual de lo que se pensaba, con señales de regeneración forestal que indican un abandono progresivo por parte de sus habitantes.
Este descubrimiento arqueológico arroja luz sobre la historia antigua de la Amazonía y cuestiona la idea de que esta región ha estado siempre deshabitada. La presencia de esta civilización perdida bajo la selva amazónica nos invita a reconsiderar la relación entre el ser humano y su entorno natural en el pasado, así como a reflexionar sobre los posibles impactos de nuestras acciones en el ecosistema amazónico en la actualidad.
