El ministro de Defensa de Venezuela denuncia la presencia de aviones caza estadounidenses en el Caribe, aumentando la tensión bilateral.
La presunta incursión aérea de Estados Unidos cerca de las costas venezolanas ha generado una escalada de tensiones entre ambas naciones, con declaraciones cruzadas y críticas internacionales.
El ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, ha denunciado una supuesta incursión aérea de Estados Unidos cerca de las costas venezolanas en el Caribe. Según López, cinco aviones caza estadounidenses, identificados como F-35 con base en Puerto Rico, se aproximaron a la región de Maiquetía a una altura de 35,000 pies y una velocidad de 400 nudos. Estos hechos han elevado la tensión entre ambas naciones, con López calificando la acción como una «grosería, provocación y amenaza contra la seguridad de la nación».
En respuesta a estos eventos, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha declarado a los cárteles de la droga como «combatientes ilegales» y ha afirmado que el país se encuentra en un «conflicto armado no internacional». Esta declaración se produce en medio de operaciones en el Caribe para neutralizar embarcaciones sospechosas de transportar drogas desde Venezuela, lo que ha generado críticas por parte de Amnistía Internacional, que considera que se ha hecho un uso excesivo de la fuerza y una violación a las normas internacionales.
La tensión entre Estados Unidos y Venezuela se ve exacerbada por estos incidentes, con una falta de claridad sobre el motivo detrás de la designación de los cárteles como «combatientes ilegales» y el supuesto conflicto armado en curso. Esto ha generado frustración entre los congresistas estadounidenses, quienes recibieron el informe del Pentágono sin mayores detalles al respecto.
La comunidad internacional observa con atención estos sucesos, que podrían tener consecuencias significativas en la región. Mientras tanto, tanto Venezuela como Estados Unidos mantienen posturas firmes en medio de una creciente escalada de tensiones en el Caribe.
La falta de claridad sobre los eventos en el Caribe y las acciones posteriores de ambos países mantienen la incertidumbre sobre el futuro de la región.
